lunes, 29 de septiembre de 2008

Manual del sin sentimientos

Hace unas semanas, un buen y viejo amigo me contaba sus cuitas afectivas escondidas detrás de supuestas aventuras sexuales, cosa bastante interesante para mi pues él se pasó casi que los primeros 30 años de su vida negando y negándose cualquier necesidad o satisfacción que incluyera el uso de sus genitales.
Él, que me conoce mucho mejor que la mayoría con todo y que con respecto a mi vida soy un libro abierto, me preguntaba cómo lograr dedicarse al sexo sin inmiscuir el corazón, pues sabe que a lo largo de mis años he puesto en práctica dicha forma de vida, buscando siempre una aventura sexual sin consecuencias afectivas y él, con su escasa experiencia sexual -toda ligada a los afectos- ha terminado dos o tres veces con el corazón roto, cosa que se ha propuesto evitar a toda costa a partir de ahora.
¿Cómo se deja el corazón afuera al momento tirar*? Cambiando el cerebro a modalidad "PUTA", no hay otra manera.
Una vez más me disculpo con el gremio, nada más lejos de mi intención que desdecir de las trabajadoras sexuales que han logrado desarrollar la habilidad de dar placer sin que eso signifique ni siquiera placer para si mismas, aunque suponga mostrar cara de satisfacción para obtener el efecto esperado y conseguir lo que buscaba, sea lo que fuere, que no siempre es dinero, o al menos no sólo eso.

No conozco otra manera: sólo se puede dejar el corazón fuera de la cama si deja de verse al hombre de turno como a una persona, si se lo instrumentaliza y se le convierte en un objeto, si se le permite que haga lo mismo con uno mismo sin que importe, a sabiendas desde el principio que muy probablemente sea la única vez que lo lleve ahí y sin perder de vista que al tercer encuentro ya esa vaina es un romance y se trata de no llegar a eso.
Para dejar afuera el corazón hay que ocuparse de averiguar como llegará el susodicho al lugar de encuentro pero sin que importe como saldrá de ahí; saber de antemano que no se le enviará un sms ni se le llamará para preguntarle si llegó bien a su casa o a donde iba. De hecho, no debe importar si iba a algún parte o se iba a quedar parado en una esquina.
Si no quiere que le importe, hay que prepararse para ducharse solo, antes y después del sexo y no olvidar que es sólo sexo, nunca amor. Nada de conversar en la cama, nada de alargar la cita, si vas a por el segundo round, que sea rápido, sin conversación de por medio, aunque lo ideal es alargar el primero lo suficiente para que sea el único necesario y poder salir de allí lo antes posible. Antes, inclusive, de descubrir que el sujeto en cuestión puede agradarle como persona.
Así, querido amigo de larga data y estimado lector, aprendí que se logra dejar el corazón fuera de la cama y fuera del sexo. El asunto es que ya hoy no me pregunto más, hoy sé que no vale la pena, ningún polvo es tan bueno como para obligarse a dejar de sentir y ser persona, el sexo no es tan bueno como para obligarse a vivir en soledad.

*Tirar: Disculpen el coloquialismo, pero decirlo de otra manera no me deja sentirlo igual. "Tirar" en Venezuela, equivale a "hacerlo", "follar", "fornicar", "coger" o como sea que lo llame por sus predios cuando habla con amigos cercanos y de confianza, querido lector.

Un pana colabora