martes, 19 de febrero de 2008

Nueve ciudades en 12 años

Para aquellos que no entienden lo de "Nómada"...

Durante los muchos años que duró el estudio, bueno, no el estudio, más bien la permanencia en la universidad, me dediqué a pensarme, a proyectarme, a construirme según el esquema de "persona" que fui aprendiendo y por el cual opté.
Entre las muchas condiciones que me impuse, una de las primeras fue salir de casa, irme lejos, a donde a nadie le estorbaran los hombres que llevaba a mi cama, a un lugar donde aprendiera a pagar la electricidad, hacer mercado, lavar la ropa y todo aquello que me permitiera aprender a ser "maduro" e "independiente".
Por eso, apenas obtuve el título (el universitario, la etiqueta la obtuve mucho tiempo antes), me largué a otra ciudad, no muy lejana pero lo suficiente, donde tenia muchos amigos y ninguna familia, cosa que la hacía más atrayente. Nueve meses de 1995 fue el inicio de un trastear por todo el país, hasta que en 2006, 12 años y nueve ciudades después, decidí radicarme nuevamente en la ciudad por el sol amada.
Malos trabajos, inmadurez, aburrimiento, nuevas expectativas, necesidad de crecimiento personal y profesional, despechos, nuevos horizontes y el ansia de una vida más "interesante" provocaron, cada una en su momento, mis mudanzas.
Abrí casas, en algunos casos cerré hogares, en otros, sólo saqué mis cosas y me fui lo más rápido que pude y sin mirar atrás. No me quejo, no me lamento ni ansío nada de lo que dejé atrás; hoy por hoy me gusto y me respeto, y sé que la persona en la que me he convertido no sería posible si no hubiese vivido en cada uno de esos lugares con todas sus circunstancias.
Así, sin hogar permanente, necesitado de un adjetivo que me identificara en el oscuro mundo de las salas de chat decidí presentarme como "CarlitosNómada", por aquello de los tuareg (pueblo nómada bereber que habita en el desierto del Sáhara, según Mr. Google).
La palabra clave era "nómada", que -también según mi sabio amigo Mr. Google- es aquel que "no tiene un territorio fijo como residencia permanente". Lo que nadie explica por ninguna parte es cómo es que yo me siento de "corazón nómada" -que no "nómada de corazón", no sé si me explico-.
Mi corazón busca y no se asienta, una noche duerme en un lugar, acompañado, la siguiente solo, la siguiente quién sabe, y los posteriores según resulte, siempre levantando la tienda cada mañana, largándome a buscar nuevas condiciones, sea como sea que haya resultado la noche anterior.
Soy nómada, no sé por cuánto tiempo, sólo espero que aparezca una buena razón para cambiar la tienda por una casa bien fundada, con árboles de raíces profundas en el patio, y una fuente por la que corra el agua para saciar la sed que me atosiga en este desierto.

1 comentario:

Juan Luis Urribarrí dijo...

Podría hacer un largo comentario respecto a este post, pero no lo voy a hacer. Espero comprendas que no lo haga, sobre todo porque me puse triste al leerlo.

Besos. Saludos desde mi Cantina

Un pana colabora