viernes, 6 de febrero de 2009

De incertidumbres

Para Carlucho y JuanMa, por sembrarme dudas.


La vida está plagada de incertidumbres, cada día carga con su falta de certezas para cada uno referidas a montones de cosas, trascendentales o no. Hoy, por ejemplo, un amigo, inteligente veinteañero, intentaba decidir si debía decirle a su madre sobre su orientación sexual, pues entiende ese ejercicio de autoreafirmación como un gesto de sinceridad que le permitirá alcanzar una mayor felicidad, pero al comentármelo yo me preguntaba y le preguntaba: "¿Hará eso más feliz a tu mamá?". Creo que le sembré una nueva duda.
Este es un tema importante, si lo sabremos los integrantes de esta cofradía, pero por razones que no sé explicar la ausencia de seguridad en los asuntos del corazón me afecta de maneras que sólo las alcanzan, aunque con mucho menor frecuencia e intensidad, las referidas al ámbito laboral. Esperar por el sujeto de mis deseos, estar atento a sus posibles señales, me angustia, dispara mis neurosis, me acelera el corazón y me priva de la capacidad de ser paciente, robándome la esperanza. Pero lo que es peor, esperar me apaga.
Mientras las horas y los días avanzan y las incertidumbres no son despejadas, mi mente actúa de manera autónoma, decide mantenerme a flote y las decisiones llegan a mi casi que de manera automática: "Ya no te espero. Si no me quieres junto a ti, puedo y seguiré adelante", es la sentencia que mi cerebro emite y contra la que no encuentro razones para resistirme.
Este edicto, una vez hecho consciente, me genera otra duda, una entre otras tantas: ¿Cómo se pasa de la feliz desazón a la aparente apatía? ¿Cómo funcionan cerebro y corazón para lograr dejar de lado y seguir adelante? ¿Voy muy rápido al querer dejar atrás lo más pronto posible a quien siento que me dejó de lado sin dar explicación alguna?
Otro amigo, uno que todavía no alcanza los 20 y que a duras penas tiene derecho de andar en la calle a altas horas de la noche, está en el otro extremo: se reserva las ansias para no mortificar mientras intenta decidir si es buen plan atreverse a tener una relación romántica con un hombre por primera vez en su vida. La incertidumbre lo asalta: ¿será un salto definitivo? ¿Se puede volver atrás después de probar lo que los tontos se empeñan en calificar de mil formas incorrectas? ¿Quiere o no abrir la posibilidad de construir su vida, ahora, en el futuro o para siempre, con un hombre? No duda de lo que siente su corazón, pero no tiene seguridad si es lo que quiere para su vida. Todavía le falta decidir cuál etiqueta quiere llevar el resto de ella. Duda, y con razón.
Yo decidí eso hace mucho tiempo, tengo la certeza de que sólo podré amar de manera romántica a un hombre, por eso me permito seguir viviendo la experiencia de intentar enamorar y enamorarme, aunque la duda de si lo lograré nunca sea despejada, aunque sea muy tarde, para bien o para mal.

6 comentarios:

Sandum dijo...

No imaginaba que te llevabas bien con chicos tan jovenes, creo que es oficial, podemos ser amigos... jajajaja.
Por experiencia se que es mejor si el chico tiene ganas de decirle a la mama que lo haga... Es difícil determinar a priori si ella será mas feliz, pero definitivamente tu amigo estará mas cómodo... Saludos!

Carlitos dijo...

Pues sí, me la llevo bien con la gente joven, sólo necesito que, como tú, sean inteligentes, por eso nunca he dudado que podamos ser amigos. Le avisaré a mi amigo de tu comentario para que lo tome en cuenta.
Un cordial abrazo.

Anónimo dijo...

Excelente Post, creo que pensar en nuestra madre al momento de decidir sin contarle o no es muy bueno, pero hay otro factor importante " uno mismo ", tenemos que también detenernos a pensar en nosotros, nos gustaría llevar una vida de falsedad? o peor aun una doble vida? querría eso nuestras madres? sonara egoísta, pero ya nuestras madres han hecho sus vidas, es justo hacer nosotros las nuestras, y pienso que toda madre querra que sus hijos se sientan satisfecho con sus diferentes estilos de convivir sentimentalmente, madre es madre y aceptara a sus hijos como sean ( hay excepciones, hay madres perras ) solo es cuestión de saber contarle nuestra situación e inmediatamente comenzar un proceso de enseñanza, para que no crea que al contar que soy gay me convertiré en un drogadicto, malandro, promiscuo, transformista o peluquero (lo menciono porque la gente desestima a estas personas, yo particularmente los respeto), tenemos que demostrarle que seguimos siendo los mismos hijos que años atrás parieron. Yo lo puse en practica hace 6 años casi 7, a mis 18 años, reuní a toda mi familia padres y hermanos y les dijo - Soy Gay, me gustan los Hombres, y antes de que pregunten, no puedo cambiar, no voy a cambiar - y hasta el momento todo bien, mis 2 relaciones estables han sido conocidos por ellos, me respetan y me apoyan. Bueno me despido, un poco largo el comentario, pero quise exponer mi experiencia personal. Se que no soy santo de tu devoción Carlos pero tu manera de escribir siempre me ha gustado y le sigo la pista siempre a tu blog. Espero todo este muy bien, saludos.

Carlitos dijo...

Sólo se me ocurre un nombre para ti, mi lector anónimo, y si eres quien creo, definitivamente no eres santo de mi devoción, pero igual agradezco que me leas y compartas tu experiencia con mis visitantes.

Anónimo dijo...

Tranquilo, el sentimiento es mutuo, muy entretenidas tus lecturas... saludos.

Anónimo dijo...

Segun mi experiencia... Nada agradable
Hacerle la confesion a mi familia, sobre todo porque
Ella cree q homosexualidad va de la mano con drogas, sida, transformistas, derrape, etc
Creo q lo mejor es dejar q las cosas fluyan porque muchos padres no quieren
Escuchar esa confesion y prefieren hacerse los locos... Bueno fue la conclusion q saque basado en
Mi propia experencia... Carlos todas las entradas estan excelentes, es mi desahogo... Un abrazote! Y no abandones el blog!

Un pana colabora