miércoles, 2 de junio de 2010

Del amor instantáneo y otros mitos urbanos

Uno de esos contactos que nunca conoces pero con quien hablas a través de los años y disfrutas hablar con él por lo sensato de su conversación me comentaba esta tarde que pasaba por un mal momento, y aunque nuestras conversaciones nunca han sido excesivamente personales, hoy decidió ponerme al tanto de sus cuitas de amor y pidiéndome opinión sobre lo que está viviendo. Agradezco la valía que le da a mis palabras.
Él me comentaba su preocupación por un cambio de actitud de su novia hacia él, me explicaba que en los últimos días ya su comunicación no es tan intensa, que siente que el interés hacia él ha disminuido y transmite mucha angustia por la situación que está viviendo.
Hasta aquí todo bien, y si no bien al menos comprensible pues sentir que la relación que tienes está en riesgo estresa a cualquiera, pero la palabra clave es precisamente "relación". Me explico.
Mi ciberamigo, que vive en Maracaibo (en el extremo occidente de Venezuela, para los que me leen de lejos) tiene esta relación desde hace cuatro meses, dice de su chica -a quién describe como "muy linda"- que le ha enseñado a ser más atento, a estar más pendiente, a pasar todo el día en constante comunicación y que ahora que estas cosas no se cumplen con la regularidad habitual las extraña y las necesita, especialmente porque ella hace tres meses que está fuera de la ciudad, volviendo a su lugar natal a cerca de 800 kilómetros de Maracaibo, así que la relación se ha convertido en poco más que virtual.
Los textos suplen las caricias, las llamadas por teléfono los encuentros, el contar lo que ha pasado a lo largo del día ha sustituido el trato, el roce y el compartir los momentos que hacen posible que el amor nazca. Claro, en el supuesto que ese mismo compartir no sea el que logre que quieras salir corriendo o mandar al carajo a quien un día no muy lejano fue la ilusión más grande de ese momento de vida.
Pero el problema no es sólo la distancia, lo es también el pasado. Ella viene de una relación de tres años de la que afirma obtuvo mucho sufrimiento, tanto que le llevó a terminarla, dice haber sido traicionada y le ilusiona haber encontrado a quien, por el contrario, le brinde felicidad.
Acosada por las interrogantes de mi ciberamigo, ella expuso la razón por la que a pesar de la felicidad que le produce su pareja ha estado alejada: al intentar mantener a flote sus estudios dejados en Maracaibo se consume el saldo, minutos y mensajes estableciendo contacto con sus compañeros de universidad, lo que le impide comunicarse con la regularidad habitual, aduce.
Mi amigo insiste en su acoso y consigue entonces una respuesta menos agradable pero más contundente: el hombre que la hizo sufrir ha reaparecido, ha cambiado, sufre y necesita de una amiga, necesita del consuelo de quien fue su ex porque lo conoce mejor que nadie y le ha pedido que vuelvan a verse, esta vez a doscientos kilómetros más lejos aun de Maracaibo. Ella asegura que nada de eso incide en lo que siente por mi amigo, pero no descarta la posibilidad de ir a verlo.
Ante todo este panorama no dejo de pensar en algunas cosas, la principal es la urgente necesidad de muchos en este tiempo de enamorarse. La atracción sumada a la atención y los gestos amables les hacen pensar que eso es amor y yo no dejo de preguntarme cuándo fue que el trato cotidiano, el compartir, el hacer juntos y hasta el sexo dejaron de ser necesarios para construir una relación.
Es tanta la necesidad de combatir la soledad, tanto la necesidad de sentir que se es importante en la vida de alguien que aceptamos un sucedaneo del ¿amor?, hemos renunciado al riesgo de las diferencias, al conflicto necesario a veces, al conocimiento profundo producto del trato por palabras amables, gestos bonitos y buenos deseos.
Recuerdo que un amigo me dijo en una oportunidad que mi relación de cinco años duró tanto porque quien fue mi pareja y yo estuvimos viviendo en ciudades diferentes los últimos tres años que duró lo que sea que hayamos tenido, visto desde esa perspectiva y luego de varios años me ha tocado aceptar eso como verdadero.
¿A qué se debe que aceptemos como cierto que eso es amor? ¿Por qué nos obligamos a creer que no estamos solos cuando siendo objetivos no tenemos más que palabras? ¿Por qué es mejor sostenernos con mensajes de texto a esperar que la verdadera compañía llegue?
Veo como lo más probable que a mi amigo su chica lo "deje" en un futuro no muy lejano por el ex que hizo la sufrir tanto pero quien fue alguien real en su vida, pero lo que verdaderamente me parece importante es que él ha decidido angustiarse por algo que ciertamente no tiene. No apuesto a la soledad como mejor opción, pero la prefiero a creer que tengo lo que no existe.

7 comentarios:

EärwenElórë dijo...

ya decia Dostoievsky: enamorarse no es amar, puede uno enamorarse y odiar. EL amor es una decision, se construye con el dia a dia, es un conocer al otro en sus defectos y virtudes. Es muy triste la inmensa soledad en compañia que vive esta sociedad, la que ha olvidado que el amor no nace, se hace, se alimenta se elige, hay que ser valientes para amar...y no solo buscar que alguien llene nuestra soledad. Se debe elegir estar con otro desde lo que como personas tenemos para ofrecer y no desde la carencia que quiero que me llenen. El amor es tocar el alma del otro en la piel, es ver sus ojos y mirar sus sueños, es entender sus enojos, defectos...el amor es la palabra mas usada, y el sentimieto emnos sentido decia mi Maestra

EärwenElórë dijo...

por cierto, el amor no exige y no pasa facturas, el amor se entrega libremente

El Piloto dijo...

Carlitos, me hiciste llorar leyendo esta entrada tuya....que cosas! Un abrazote desde la sabana de Bogotà

Sandum dijo...

A veces es mejor estar sólo que fingir... Simplemente eso! Saludos!

Quike dijo...

"Amar y ser amado,
y sentir que eres alguien ....
para alguien,
aunque el resto del mundo
ni siquiera te mire".

Agustín de Hipona
324 D.C.

Joey dijo...

Tal cual, en mi profunda y humilde opinion el amor no existe ni el instantaneo ni el de largo plazo, es la suma del miedo a la soledad, la buena o mala educacion que hayamos recibido y la prrsion social la que hace que cada quien invente su propia version de los que es el amor.

Solo que algunos resultan muy poco creativos.

EL PACIENTE BIPOLAR dijo...

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