miércoles, 14 de noviembre de 2007

Con Dios y la Chinita

Una de las tantas cosas que me ocupan la mente desde hace muchos años (más de la mitad de mi vida para emitir un aproximado), es cómo conciliar mi relación con Dios, mi condición de homosexual asumido, y mi catolicismo real y sincero. Lo único que he logrado hasta ahora es una especie de stand by de la fe.
No es que haya dejado de creer, simplemente he "suspendido" mis prácticas religiosas hasta tanto alcance conciliar quien soy y lo que la Iglesia enseña. Aunque lo piense, todavía no me atrevo a decir en voz alta que creo que la doctrina católica está pelando bolas con relación a la homosexualidad.
Estoy convencido que no estamos mal, que no somos un error, que ni siquiera somos un descuido de Dios. Torcuato Luca de Tena escribió una vez (no sé de donde lo sacaría) que Dios escribe derecho con renglones torcidos. Yo me atrevo a decir que ni siquiera torcidos están los renglones, es sólo que hacen falta distintas maneras de aprender a leer.
Nadie podrá convencerme (al menos no en este momento histórico de mi vida) de que estoy equivocado a este respecto. Dios me ama, me conoce y me ama, y no me odiará sólo por amar a otro hombre. Y de amor se trata.
Yo he probado el sexo, juro por Dios que lo he probado hasta la saciedad, con uno por mucho tiempo, con muchos en poco tiempo, del bueno, del malo, del que más vale no hablar. No he sido un santo, y por no serlo sé que en la cantidad no está el gusto y que la calidad no basta.
¿Alguno cree que hay algún mejor lugar para reposar la cabeza que el pecho de la persona amada después del amor físico? Suena cursi, pero hay que diferenciar. No sé ustedes, pero después del sexo necesito bañarme, después del amor, sólo quiero reposar en los brazos del hombre que amo y me ama.
Yo, como todos, he vivido momentos duros, y, como algunos, he estado incluso hasta el borde de la muerte, y en ese período específico, cuando la esperanza es lo único que sostiene, mis esperanzas fueron dos: Dios y el hombre que amaba y amé por largo tiempo.
En ese período fue cuando me enamoré, su entrega y cuidados me cautivaron. Siendo un momento tan importante en el que revisar las cosas en que creía y en el que ordenar las ideas para poder seguir adelante era esencial, por fin entendí que no podía estar mal el amor de un hombre dispuesto a permanecer a tu lado cuando pocos creían que valdría la pena seguir ahí.
Alguien alguna vez me dijo que el amor no es conocimiento, es experiencia, que sólo el que ha sido amado es capaz de amar, y que descubir que Dios te ama y experimentar ese amor abre las puertas para amar, incluso al enemigo; por eso no creo que amar a un hombre, siendo hombre yo también, pueda venir del mal ni generar daño.
Y no me vengan con cuentos de engaños y confusiones. Confundidos están aquellos que se empeñan en ver el mundo sólo desde sus limitaciones y temores.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

So good this! U have to write a book!

A hug!

Jose (San Carlos)

Juan Luis Urribarrí dijo...

Ay Carlitos!!! Dios es un tema tan difícil de manejar para quienes vivimos como nosotros: tu desde tu tendencia y yo desde la mía.
¿Sabes? A cada rato, cuando me embargan las dudas, recuerdo cuando TU y Jesús C. me hablaron de Dios: tu con tu entrega hacia la fe católica y Jesús C. desde su fanático evangelio. Fue la primera vez (y la única) que vi a dos personas de diferentes religiones ponerse de acuerdo en algo relacionado con Dios. Dijiste ese día, respecto a mi actitud hacia la vida: "lo que pasa contigo, Juan Luis, es que no conoces a Dios". Jesús C. sentenció: "cuando lo conozcas pensarás de manera diferente". Lo recuerdo como si hubiera pasado ayer. Y hoy te digo que tenían razón, conocí a Dios y siento su amor hacia mí, aunque yo no viva la vida que me impone la iglesia.
Poe ahora me despido, ya esto está muy largo. Me gusta tu blog. Recuerda pasarte de vez en cuando por mi Cantina.

Bye

Anónimo dijo...

Me enorgullece contarte como uno de mis amigos, te felicito...

Un pana colabora