lunes, 5 de noviembre de 2007

De qué se trata

Desde hace algunos años discuto con algunos amigos y amigas la posibilidad de sentarme a escribir sobre cómo se llega, en Venezuela, a ser un gay de casi 40 años, sin grandes temores, con la vida medio resuelta, que vive con plena libertad su orientación sexual, pero sin sentir la necesidad de restregarle nada a nadie por la cara, pues al fin y al cabo los heterosexuales viven con naturalidad su vaina, y, pues, se trata de asumirse de igual manera.
Este interés por expresar mi punto de vista nace porque pareciera que todavía en mi querido y maltratado país muchos de mis hermanos y hermanas de cofradía no han entendido que tienen derecho a ser quienes son, que no son ningún error y que no hay una buena razón para vivir como heterosexuales.
También viene porque tampoco ayudan a una mejor compresión de lo que somos los homosexuales como fenómeno individual y colectivo quienes tienen sexo con la mitad de su entorno social para reafirmarse en su identidad, y quienes sólo respiran con tranquilidad cuando están bien montados en un par de tacones asegurando con orgullo: "ser mujer no es fácil". La verdad no tengo idea sobre eso, soy hombre. Que me gusten los hombres es otra vaina.
Por otro lado, me animo a escribir también porque muchos carajos y carajas del otro lado (los heterosexuales) tienen la errada percepción de que todos los homosexuales somos iguales. Iguales en la cama y fuera de ella, que el simple hecho de ser maricos nos hace ver la vida de una manera automática, que nos hace perversos y pervertidos, que nos condiciona con una autoestima tan baja que nos obliga a pagar por sexo, y que nos hace tan idiotas como para no darnos cuenta que disfrutan recibir una buena ración de sexo oral tanto como nosotros darla.
Me acompañan muchas ganas de contar cosas, y sólo me asalta una duda: revelar mi identidad, asunto que no logro resolver y que por lo tanto quedará en el limbo mientras me decido. Para mi descargo arguyo dos razones: hablando sobre este mismo tema un amigo me dijo una vez: "Hay cosas que aunque se sepan es preferible no escucharlas", por lo que intento ser atento con mis próximos de oídos delicados.
La otra: ya intentaron despedirme de un trabajo sólo por el hecho de que me gustan los hombres, y la verdad no estoy con ánimos de luchar con un muy grande medio de comunicación de este país, así que no les daré, al menos por el momento, una razón para discriminarme.
Mantente atento, y si me conoces, me reconocerás.

5 comentarios:

EärwenElórë dijo...

Aiyaaa melda HObbit, bienvenido al mundo de los weblogs! :D miqueli, asi por lo menos sabre mas de ti yque sigues vivo durante tus desapariciones.

Juan Luis Urribarrí dijo...

Primero que nada bienvenido a la blogósfera, un abrazo y un beso para tí.

Segundo, me parece excelente que te expreses y sobre todo que lo hagas en torno a un tema que, definitivamente, tu dominas.

Tercero, muy bien escrito. Como pocos.

Saludos desde mi Cantina, las puertas están abiertas para tí y tus invitados.

Chapellina dijo...

Te digo algo: Actúa, habla, baila, se quien quieras ser y los demás que se vayan a la MIE#D@ porque a la hora de la verdad, usted no le esta haciendo nada a nadie.

PD: Vive la vida como quieras. Besos y suerte amigo :)

Ideas Nuevas dijo...

Estoy en la lista para leer lo que escribes... Primera vez por aquí y fue muy agradable.. Seguiré pasando... Saludos y bienvenido a la blogosfera...

Anónimo dijo...

UUf, qué bueno tu blog! Muy graciosa la descripción del baño navideño en tu casa, jajja. Un placer conocerte, Carlos!

Take care. Chao!

Un pana colabora